No olvidemos a Artigas y su ejemplo.

En enero de 1811, ya convertido en un líder de la campaña oriental, José Gervasio Artigas se puso al servicio de la Primera Junta de Gobierno, constituida en 1810, en su lucha contra el dominio español. Entonces, se inició en la Banda Oriental la insurrección agraria y pronto, en mayo de ese año, se puso sitio a Montevideo, dominada por los realistas.
Con esa batalla, comenzó una lucha de nueve años para los artiguistas, contra las fuerzas españolas primero, contra las portuguesas que invadían la Banda Oriental después y, finalmente, contra el gobierno de Buenos Aires, al chocar los proyectos centralistas y federalistas. Artigas, nieto de fundadores de Montevideo, surgido del seno de los sectores propietarios y convertido entonces en la esperanza de los hacendados y terratenientes rebelados contra el poder español, pronto se vio inmerso en un proceso de luchas que lo ubicaron como expresión de los anhelos de los más miserables y desheredados y líder del proyecto federalista, contrario al de Buenos Aires. Gran parte del ejército artiguista estaba compuesto por indios, de quienes aseguraba que debían gobernarse en sus pueblos por sí mismos, para que cuiden sus intereses. Entre abril y mayo de 1815, desde Paraná y Santa Fe, le escribía al gobernador de Corrientes, José de Silva, dándole instrucciones en este sentido. Luego de llamar a terminar con los “excesos de despotismo” y maldecir los privilegios de cuna, más tarde, Artigas instaría a recordar que los indios “tienen el principal derecho y sería una degradación vergonzosa para nosotros, mantenerlos en aquella exclusión vergonzosa que hasta hoy han padecido por ser indianos…”.
José Gervasio Artigas, el prócer de la nacionalidad oriental, falleció repentinamente el 23 de septiembre de 1850 en Paraguay -país al que había llegado 30 años atrás- en su residencia en el barrio Trinidad, de la capital Asunción. Los restos del general recibieron sepultura en el Cementerio de la Recoleta , en el sector denominado “Campo Santo de los Insolventes”, a poca distancia de la quinta en la que entonces vivía.