Estuve allí

Por Jesús Correa
A esta altura, más que un periodista viejo, soy un viejo periodista, y es en esa condición que hoy puedo recordar mi experiencia, cuando cubrí para la 25, en la que entonces trabajaba como informativista, el fenómeno meteorológico que acababa de masacrar una ciudad y hace sentir dolores sinceros a todos los uruguayos.
El tornado de Fray Marcos fue el 21 de abril de 1970 y dejó 11 víctimas fatales. Y lo recuerdo particularmente, porque fui “enviado” por Carmita Bonfriso, Gerente de Radio Durazno, por primera vez a una catástrofe, algo que desgraciadamente nos “reconforta” a los periodistas, cuando recién empezamos.
Por eso Fray Marcos -hasta ese día tan pujante como ignoto- pasó a la historia. Y sorprendió a todo el mundo, que nunca habíamos visto nada igual.
Sembró la muerte y liquidó a mucha gente que tardó años en levantarse de sus ladrillos y el alma por el piso. Lo que más recuerdo de esa mañana del día posterior, cuando bajé del Opel de la Esribana Vera que me dejó allí en su paso hacia Montevideo, fue el rostro pálido de centenares de vecinos, contemplando atónitos los escombros de cemento y madera y las ruinas de sus sueños.
Como cronista de radio me tocó cargar con un grabador “supermoderno” que no pesaba menos de 10 kilos (faltaban aún dos generaciones para que llegara al bolsillo el celular de menos de 100 gramos).
Pero ya en esa época, apenas a 20 años de Maracaná, los uruguayos éramos los campeones del mundo de la solidaridad. Y no me cuesta trabajo evocar que en pocos días se reunió -traducida en chapas, cemento o colchones- toda la fuerza que necesitan los que son castigados por dramas inimaginables.
Hoy, rememoro aquel mi primer trabajo periodístico que a mis 21 años me resultó impresionante, por la espectacularidad del escenario donde debí hacer mis trabajos, y ojeo algunas fotografías que se conservan medio siglo después.