Eudocio: la vida lo hizo gorrión…
Por Carlos Fariello.
Con la bicicleta desteñida que fue gris, aquella la de los manubrios de carrera colocados al revés, y con un gran paquete de diarios bajo uno de sus brazos, camina por Oribe hacia el centro, “Petoya”.
¡Desde su humildad sincera no grita ninguna rebeldía, solo diariooo… diario!
Conocedor de la ciudad y su gente cumple su rutina de todos los días con sábados, domingos y feriados, en la mañana y en la nochecita, en las cuatro estaciones.
Sirve las noticias que vienen en los periódicos impresos en la capital.
Es él también un medio de información.
Es cuerdo y curioso y mira la vida por detrás de los gruesos vidrios de sus anteojos.
Cada tanto deja de pedalear, baja de su biciclo y sigue a pie mientras su sombra sobre la calle va dejando la firma de su existencia.
Se llamaba Eudocio González.
Foto de Juan Fernández