Se fueron un 24 de junio
En el auge de sus carreras, un 24 de junio, El Zorzal y El Potro apagaron su voz, pero su canto se unió para siempre en el recuerdo de la música popular.
Un día como hoy, con una diferencia de 65 años, pasaron a la inmortalidad dos grandes referentes de la música popular rioplatense: Carlos Gardel (1935) y Rodrigo Bueno (2000).
El Morocho del Abasto, uruguayo, argentino o francés según se diga, fue cantante, compositor y actor de cine, y es el representante del tango a nivel nacional e internacional. El tango fue declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad en el año 2009 por la UNESCO.
El Potro cordobés, también cantante y compositor, es el representante del cuarteto, un género musical característico y original de la identidad cordobesa, que fue declarado Patrimonio Cultural de Córdoba en 2013.
Las diferencias entre ambos personajes no hacen más que acercarlos al parecido.
Seductores, de sonrisa cautivante, talentosos, de origen humilde, adorados por su público y venerados como ídolos, convocaban multitudes y provocaban ovaciones en cada show. Hoy siguen despertando admiración y suspiros.
Ambos artistas perdieron la vida en el apogeo de sus carreras artísticas y en accidentes trágicos.
Gardel, volvía de una gira de casi dos meses por distintos países de Latinoamérica. En una escala en el aeropuerto Olaya Herrera de la ciudad de Medellín en Colombia su avión se incendió antes de despegar. El Zorzal Criollo dejaba de cantar para siempre. Era el 24 de junio de 1935.
Con él también murió la comitiva que lo acompañaba: sus guitarristas y el poeta Alfredo Le Pera. El último show que dió fue en Bogotá y el último tango al que le puso su voz fue “Tomo y obligo”. Tenía 45 años.
El 24 de junio de 2000, Rodrigo volvía a Buenos Aires luego de brindar un show en la disco Escándalo de City Bell. Al ingresar en una larga recta de la Autopista La Plata-Buenos Aires, Rodrigo habría intentado una maniobra para adelantarse a otro vehículo pero perdió el control y su camioneta Ford Explorer roja se estrelló contra la barrera de contención, dio varias vueltas y su cuerpo salió expulsado. Rodrigo murió en el acto.
El hecho ocurrió a las 3.20 am entre los kilómetros 24 y 25 de la Autopista La Plata-Buenos Aires, a la altura de Ezpeleta. En la camioneta de Rodrigo también viajaban su hijo Ramiro, Patricia Pacheco, la madre del nene, Fernando Olmedo (hijo de Alberto Olmedo), Jorge Moreno y el locutor Alberto Pereyra. De todos los pasajeros, perdieron la vida Olmedo y El Potro. Tenía 27 años.
Es cierto que Carlos Gardel tiene para nosotros un valor insuperable, pero también es bueno reconocer que las generaciones nuevas tenían a Rodrigo como su ídolo y que murió semanas antes de anunciarse su presentación en Durazno. Más que balancear sus valores, la referencia se basa en la coincidencia de la fecha de sus muertes.
Fue un 24 de junio de diferentes épocas el día en se apagaron dos almas y nacieron dos leyendas. Dejaron el legado: su voz, que se puede volver a escuchar una y otra vez, y la música que nos representa en el mundo más allá del tiempo y las generaciones.