Durazno y sus cafés: “EL CENTENARIO”

En la década de 1920 en la esquina de las hoy calles 18 de Julio 402 y 19 de Abril, existía el Café “Centenario”.
El local había sido propiedad de sucesores de la familia de José María Ranero, un inmigrante de origen español que había tenido una tienda llamada “La Sirena” en 1887. En ese local también estuvo la tienda “La Palma” de Domingo Bocchiardo que en 1925 se muda a la esquina de las calles 18 de Julio y Yí (luego Zorrilla de San Martín, y que posteriormente tomara el nombre de Emilio Penza)
En el año 1926 ya existía el café “Centenario” que era de propiedad de Carlos Bossio Servetto.
En 1929, Bossio le vende las existencias a Domingo Curuchet quien continúa con el emprendimiento con el mismo nombre de café “Centenario”.
El local del café “Centenario” poseía tres puertas por la calle 19 de Abril, de las cuales se abría sólo una en verano, y dos puertas que daban a la calle 18 de Julio. La puerta más a la izquierda respecto de la esquina era la entrada principal del café, enfrentada al mostrador que ocupaba casi toda la pared paralela a 19 de Abril, dejando una estrecha pasada para los baños.
Hacia la derecha, por la puerta más cercana a la esquina, se ingresaba al salón donde destacaban las mesas de madera, con sus sillas, y un delicado mantel en cada mesa. Sobre 19 de Abril, en el interior del local había cuatro mesas para el juego del billar con sus respectivos artefactos de iluminación y tableros para los tacos, la pizarra y los ábacos.
El “Centenario” por su parte, en la época veraniega, instalaba un tinglado en la plaza Sarandí, por la noche, con orquestas que actuaban interpretando tangos y otros ritmos como paso¬dobles, fox-trots, etc..
El 7 diciembre de 1939 Curuchet compra la propiedad donde estaba el café “Londres”, 18 de Julio 442, inmueble que había sido de Rogelio Porley quien había cerrado dicho café y había pasado a gerenciar el restaurante y cantina del Club Uruguay.
En 1940 el café “Centenario” continúa sus actividades en este nuevo local hasta el año 1942.
Extraído de “Cafés, bares y confiterías del ayer duraznense”, de Julio Reyes y Carlos Fariello, Durazno, 2019.