Los amigos de verdad: un rayo de luz, en un día oscuro.

La verdadera amistad no se trata de ser inseparables, sino de estar separados y que nada cambie; por eso hay que otorgarla a quien la merece, la respeta y la valora.

La verdadera amistad no crece por la presencia de las personas, más bien crece a través de la magia de saber que, aunque no se vean todo el tiempo, el cariño permanece en el corazón.

Los amigos verdaderos son aquellos que siempre te acompañan, y creen en ti, incluso, cuando tú has dejado de creer en ti. Y aunque parezca curioso no necesitas tener millones de amigos, solo debes escoger a los mejores.

“Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba engánchalos a tu alma con ganchos de acero”. William Shakespeare.

La verdadera amistad prevalece en el tiempo y la distancia, y por eso hay que agradecerla y cuidarla. Así mismo la amistad puede tener diferentes formas. Algunos amigos son como socios, y con ellos podemos compartir actividades en común, otros pueden ser por diversión y son con los que siempre nos vamos de fiesta.

También están los amigos que nos dan buenos consejos y nos ayudan de manera emocional. Hay otros amigos que nos confortan y son nuestros confidentes. Estos últimos son de los mejores que existen porque son capaces de ayudarnos aun en la distancia. Los amigos verdaderos, obviamente, son aquellos con los que puedes hacer todo esto y más.

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Para cultivar amistades de verdad, entrañables y duraderas tenemos que mantener el contacto, escribir o llamar de vez en cuando y estar pendientes de lo que sucede en sus vidas. La vida es mucho mejor y más bonita cuando se coincide con personas que nos comprenden y nos aceptan como somos, sin juzgar. Así son los amigos de verdad, como un rayo de luz, en un día oscuro.

Quédate con aquellas personas que te quieren tal cual eres, en esencia y con total libertad. Esos son los amigos que tienes que aferrar a tu alma como sugiere Shakespeare. Esas personas especiales con las que puedes hablar como si fuera contigo mismo, y en quienes puedes confiar, porque traen a tu vida alegría y bienestar. Para mantener y fortalecer amistades de verdad solo hay que expandir y disfrutar de aquello que los hace similares y respetar lo que los diferencia.

Solo el tiempo y el cariño pueden medir la verdadera amistad.