En la imagen de archivo familiar, el Dr. Calleri en el vals de los 15 años de su nieta María Luisa Calleri Ugarte.

Eduardo María Calleri Garmendia, hijo de Bonifacio Calleri y de Luisa Garmendia, nació el 21 de mayo de 1901 en Fray Bentos, ciudad en la que realizó los cursos de enseñanza primaria y secundaria, egresando con medalla de oro y el beneficio de una beca mensual de $ 30.00 para proseguir los estudios en Montevideo.

Casado con doña María Elida Castillo, tuvo cuatro hijos: Eduardo, Abel, Celina y Clemencia.

En 1920 ingresó a la Facultad de Medicina impulsado por su vocación y el deseo de emular al Dr. Ángel Cuervo, por el que sentía acendrada admiración.

En 1924 se presentó a concurso de practicante interno para proveer el cargo de Servicio de Urgencia Externa, obteniendo el primer puesto entre 56 aspirantes. Ayudando a los médicos en sus actividades y aprendiendo de ellos, descubrió su preferencia por la cirugía.

En 1926 se recibió de médico y un año más tarde pasó a residir en Durazno, donde su primer cargo fue de Médico de Policía con solo 26 años.

En 1929 se presentó a concurso para proveer el cargo de Médico de Sala Policlínica y Asistencia domiciliaria, logrando el primer puesto y la calificación máxima de 40 puntos. En la ocasión había pruebas de Medicina, Cirugía y obstetricia pero no había dudas que la exacta función que se exigía al titular era el cargo vacante de cirujano del Hospital.

Fue así que desde 1929 hasta 1937 Calleri estuvo a cargo del Servicio de Cirugía del Hospital Durazno.

Hasta 1965 y atendiendo una amplia región que abarcaba el Sur de Tacuarembó, el Norte de Florida, el Este de Río Negro y todo el departamento de Durazno, le fueron registradas más de 20.000 intervenciones quirúrgicas, que seguramente superaron las 25.000 teniendo en cuenta el promedio de 800 que registró anualmente.

Entre sus colaboradores figuraron los Dres. Emilio Penza, José Iglesias Castellanos, Juan S. Díaz, Santana J. Etcheverrito, Eduardo Pastor, Ernesto J. Filippini, Amadeo Grosso, Beresmundo Peralta, Dionisio Pérez Davant y Pedro Etcheverría Prieto.

Fue fundador de la Sociedad Médico Quirúrgica del Centro de la República y redactor del Boletín que comenzó a publicase en 1931.

Publicó alrededor de 40 trabajos personales referentes a Clínica Quirúrgica y fue correlator del 4º Congreso Nacional de Cirugía. Participó en diversos Congresos Internacionales sobre Hidatidosis, con actuación relevante en Córdoba, Argentina.

El 11 de noviembre de 1967 la población duraznense le brindó un gran homenaje popular en el Teatro Español, que culminó con la denominación con su nombre de la calle frente a su domicilio en Santa Bernardina.

El 26 de diciembre de 1969, el programa “Conozca su derecho” lo distinguió como “Valor positivo 1969”.

El Dr. Calleri falleció víctima de una cruel enfermedad el 25 de julio de 1971.

El 20 de diciembre de 1972 el gobierno designó con su nombre la Sala de Cirugía del hoy Hospital Dr. Emilio Penza.

El Rotary Club descubrió un monolito en Plaza Sarandí en homenaje a su memoria, con una ceremonia sencilla ajustada al desarrollo de su vida, tan fecunda como silenciosa, procurando pagar en alguna medida una deuda de gratitud.

Cirujano eminente, de una inteligencia dotada de brillo, aplicó siempre sus conocimientos en beneficio de la comunidad, sin pensar lo que recibiría a cambio. Podría haber sido rico con solo cobrar moderadamente sus intervenciones, pero prefirió vivir en un plano de digna modestia.

No tenía casi bienes materiales. Sus posesiones se agotaban en su chalet de Santa Bernardina y en su pequeño tambo ubicado en las proximidades de Goñi.

De noble corazón, generoso, estuvo siempre abierto a los sentimientos que enaltecen. Buen hijo, buen esposo, buen padre, buen abuelo, buen amigo convivió en Durazno por espacio de 44 años siempre dispuesto a atender, a prestar ayuda y apoyo a quien lo requiriera, sin importarle su condición social, encarnando en la más amplia y noble acepción el ideal de “Dar en sí antes que pensar en sí”.

Por todo lo que significó, el Dr. Eduardo Calleri está presente en la gratitud de generaciones de duraznenses, que supieron que no necesitó morirse, para conocer la calidad con la que estaba amasada su vida.

 

*Material de la autoría de Antonio Raúl Cabanas, extractado de la publicación editada en homenaje al Dr. Eduardo Calleri al cumplirs 100 años de su nacimiento (2001).