Por Carlos Fariello

Cuanto hierro, hoy inútil, conformó la avanzada del progreso a lo largo y ancho del país, representada por el ferrocarril.

Durante décadas el transporte introducido por los ingleses fue símbolo de civilización acercando a las gentes y productos del campo de diferentes puntos del territorio, recorriendo la geografía primitiva de lomas y llanuras, cruzando vados y ríos, y dibujando un nuevo mapa atravesado por rutas de rieles y durmientes.

El tren luego fue quedando, por obra del hombre y otros vehículos modernos, casi en desuso.

Hoy los trenes que se anuncian tan sofisticados no tendrán seguro el aire romántico de aquellos que durante horas nos llevaban y nos traían por comarcas y pueblos sin las urgencias que hoy condicionan nuestra sobrevivencia.

Mudos testigos de ese tiempo, los fierros se guardan bajo el óxido historias de hombres y lugares que nadie nunca podrá conocer. Son su exclusiva memoria.

 

*Fotografía de una publicación de @ojos_de_guía