Tomar mate solo,
mirando la ventana,
pensando sin apuro un montón de macanas,
que a esta casa sin niños que hasta ayer fue redonda
hoy le sobran rincones donde vaga mi sombra.
Tomar mate solo.
Las plantas no son plantas,
se escapan de los tarros sus raíces fantasmas.
Yo las oigo creciendo como telas de araña,
desgarrando el silencio, invadiéndome el alma.
Tomar mate solo.
Hay un perro que ladra.
llamada de la vida que transcurre lejana
detrás de un horizonte de cortinas cansadas,
de una cuerda con broches y sin ropa colgada.
Tomar mate solo.
Un vecino que carga
el tocata con rumbas y resuenan las palmas
igual que el aleteo de un pájaro en la jaula
y yo desde hace días, me he quedado sin alas.
Tomar mate solo.
El reloj me aletarga,
su engranaje sin tiempo, implacable que marca
el compás y el silencio de su sonata larga
que acomodo el latido de mi pecho a su marcha.
Tomar mate solo.
Los estantes vacíos.
Un cartel de “se vende”, cuatro fotos pegadas
en una cartulina donde ríe la infancia
de estrabismo travieso y algún diente que falta.
Tomar mate solo.
Pensando estas pavadas,
ya me quedé colgado, la bombilla mareada
y este rocío sonso mojándome la cara
y no me he dado cuenta que ya se acabó el agua.
𝑹𝒂𝒇𝒂𝒆𝒍 𝑨𝒎𝒐𝒓