Donde fracasan las palabras habla la música
La música traspasa toda frontera y va más allá de las palabras, los gestos o cualquier otra forma de comunicación, genera conexiones entre las personas, entre los seres vivos en general.
La música dispone de una capacidad deliciosa de aprendizaje, alimenta la creatividad y potencia la imaginación a cualquier edad pero en edades tempranas estas posibilidades se elevan a la enésima potencia.
Música es un aplauso, el balbuceo de un bebé, el aleteo de un pájaro, el viento en un acantilado o acariciando unas hojas en el bosque, en las pisadas sobre la hojarasca de ese mismo bosque o en el simple latido de un corazón que se abre a la vida. Música no es únicamente una canción o una sinfonía.
No se necesita un aprendizaje especial para disfrutar de ella y para amarla, pues nos viene de serie, es inherente al ser humano y a los seres vivos en general esa capacidad para disfrutar de la música. La música está en nuestro interior aguardando a ser compartida.
Al conmemorarse este 1º de octubre el «Día Internacional de la Música» el saludo a todos quienes no solo tocan un instrumento , sino que a través de él, tocan el alma y el corazón de la gente.
La frase del título le corresponde a Hans Christian Andersen, escritor y poeta danés.