La plaza.
La plaza.
Esa es la misma plaza
con su pérgola enorme
presidiendo su centro
y un sequito verdoso
de palmeras al viento.
¿Recuerdas ese banco?
Cuantas veces querida
sentados en su seno
desgranábamos frases
con un fondo de besos!
Algunos que pasaban
miraban de reojo
porque eran otros tiempos
y un beso a plena luz
parecía un sacrilegio.
Y tú te sonrojabas
por inusual asombro
y otro beso lograba
que tu hermosa sonrisa
se apoyara en mi hombro.
Yo sé que es imposible
retroceder el tiempo.
que los años pasaron
y que ya somos viejos
plagados de recuerdos.
Pero la Santa Rita
conserva sus colores
y hay un banco vacío
con sed de amor y besos.
Dame tu mano entonces,
sentemos de nuevo.
J.C.
- Foto de Rosana Magali – Momentos