En el transcurso del Congreso de la Federación Rural cumplido este último fin de semana en Santa Bernardina,

Walter «Serrano» Abella.

varios actores mencionaron con admiración al estimado colega Walter “Serrano” Abella, a quien saludamos en el fondo del local donde casi en forma desapercibida, hacía su programa “La hora del campo” que iniciara hace casi 60 años.

Y en ese elogio bien ganado, Walter recibe indirectamente la consideración a cientos de cronistas que dedican su vida periodística al área rural.

La modernidad provoca que nuestras miradas estén fijas en los centros urbanos, las capitales y las ciudades más grandes, porque es ahí, en teoría, en donde sucede todo lo importante de la vida. Pero ¿qué pasa en las zonas rurales, lugares de donde proviene toda la materia prima y alimentos de los que dependemos?

El periodismo como concepto está claro: “Profesión que comprende el conjunto de actividades relacionadas con la recogida, elaboración y difusión de información actual o de interés para

Rúben Silvera

transmitirla al público a través de la prensa, la radio o la televisión”. Pero debemos preguntarnos, ¿su aplicación es la misma para las ciudades y para las zonas rurales?

En mis primeros tiempos en el periodismo, recuerdo cuando en Radio Durazno, Julio Arrillaga abría todas las mañanas tempranito su “Ventana al campo”, y de allí en más, Martín Olaverry, Juan Luis Dellapiazza – hoy ambos en Montevideo –

Estela Apollonio

Alvaro Aguiar que estuvo en la conducción del Congreso y el joven Guillermo Delfante en Radio Yi, la carmene Estela Apolonio en Radio Rural y  Ruben Silvera en Raadio Carve.

El periodismo rural no se limita a la información del mercado de haciendas, sino que es una vía para transmitir la cultura, tradición y riqueza de los pueblos.  A través de él, se puede conocer su gastronomía, sus costumbres, patrimonio, etc. De esta forma, contribuye a que el medio rural “se sienta vivo”, es pues, una labor social con la que se contribuye a ayudar a lugares cada vez más desprotegidos.

Nos permitimos hoy entonces, en los nombres que hemos citado, destacar el trabajo diario de los periodistas rurales duraznenses que, seguramente sin proponérselo, le dan voz al campo y a los pequeños pueblos perdidos en él, en donde hay grandes poblaciones rurales olvidadas, pero con muchas historias por contar.